Ambos términos están sumamente relacionados entre sí, siendo el estrés una sensación de tensión física y/o emocional, donde el cuerpo reacciona a una demanda o desafío. El estrés se manifiesta en el cuerpo de varias maneras. Algunos síntomas del estrés son:

– Aumento de la presión arterial
– Diabetes
– Aumento o disminución del apetito
– Depresión
– Problemas en la piel
– Problemas menstruales
– Dolores de cabeza
– Estreñimiento o diarrea
– Aumento en el consumo de alcohol y/o drogas
– Aumento y/o disminución del sueño
– Irritabilidad y poca tolerancia
– Falta de concentración

Hay ciertos detonantes que generan estrés que resultan positivos; sin embargo, hay otros que son dañinos y duraderos, provocando serios problemas de salud tanto físicos como mentales. Por su parte, la ansiedad es un sentimiento de miedo o temor; la persona se siente inquieta y, a veces, hasta tiene la sensación de estar paralizada.

Es importante comprender la terminología para no confundirla con la angustia. Ansiedad y angustia son dos términos diferentes, con causas distintas. Finalmente, la ansiedad es una consecuencia del estrés, y ahí radica la relación entre ambos. Esta tiene diferentes detonantes, comprensibles, como realizar un examen, tomar decisiones importantes, entre otros muchos más. Aunque también existen diferentes tipos de ansiedad, no profundizaremos en ellos para no desviarnos del tema central de este artículo.

Algunos síntomas de la ansiedad son: inquietud, nerviosismo, palpitaciones, taquicardia, falta de aire, mareos, y dificultad para concentrarse.

Habiendo comprendido lo que es el estrés y la ansiedad, así como algunos síntomas reflejados en el cuerpo y las emociones de la persona, se procede a plantear posibles soluciones y maneras de sobrellevar el estrés y la ansiedad, especialmente a partir de los 40 años. Cada etapa de la vida tiene sus particularidades que detonan los niveles de estrés y ansiedad.

Por ejemplo, una persona que está entre los 40 y 50 años puede estar experimentando situaciones como un nivel de trabajo bastante exigente, criar hijos pequeños o enviar hijos a la universidad, cuidar de padres mayores, continuar pagando deudas importantes de la nueva familia, casa, auto, estudios propios, entre otros. A esto se le suma que el nivel y costo económico actual del país no es muy alentador en la mayoría de los casos, pues las exigencias, competencias, demandas y costos de la vida son cada vez más “cuesta arriba”, lo que provoca que la lista de prioridades tanto personales como familiares cambie constantemente.

Algunas recomendaciones efectivas para combatir el estrés y la ansiedad son:

1. Identifique qué aspectos de su vida cotidiana le generan estrés y ansiedad; reconocer estos factores ayuda a encontrar la solución al problema.

2. Evite a toda costa fumar, consumir alcohol, comer en exceso y no dormir lo suficiente en esos momentos específicos de estrés o ansiedad. Estas acciones son momentáneas y no solucionan nada.

3. Dedique unos minutos a hacer ejercicio o caminar; esto le ayudará a despejar la mente, mantenerse activo físicamente, liberar estrés e irritabilidad, y a pensar con más claridad.

4. El ejercicio contribuye al aumento de las endorfinas, responsables de las sensaciones de bienestar mental y corporal. Además, mejora el sistema inmune, cardiovascular, la tensión muscular, el sistema digestivo y ayuda con el insomnio.

5. Puede llevar un diario, escribir memorias que le ayuden a poner en orden las ideas y a plasmarlas de manera más concreta, sin sobredimensionar los problemas.

6. Haga aquello que le guste y le relaje, ya sea bailar, escuchar música, ver un programa de televisión, cocinar, tejer, practicar jardinería, leer, meditar, pilates, etc.

7. No descuide sus obligaciones familiares, personales o laborales.

8. Tenga momentos de esparcimiento; comparta con una persona de confianza y, al reunirse, trate de despejarse y no hablar solo de lo que le aqueja. Practique la escucha activa; permita que otros expresen también sus preocupaciones.

9. Cambie o modifique sus rutinas para salir de la monotonía.

10. Preocúpese y dedique tiempo a aquello que está en sus manos y bajo su control; no tiene sentido estar tan tenso, estresado y ansioso por algo que no puede controlar.

11. Busque ayuda de un profesional en psicología y, si fuera necesario, en psiquiatría, en caso de requerir algún tipo de medicación. Esta debe ser evaluada por un profesional competente. No use medicación de un familiar, vecino o conocido; cada mente y cuerpo son diferentes.

Estas son algunas recomendaciones para manejar el estrés y la ansiedad. Existen otras más, pero hemos querido compartir las principales, que son de bajo costo económico, accesibles y bastante efectivas, comprobadas científicamente.

Licda. Geovanna Chacón
Psicóloga